lunes, 5 de agosto de 2019


Yo evalúo, tú evalúas, ellos evalúan... nosotros nos evaluamos.



¡Hola, otra vez! 

Me acerco a este blog nuevamente para encarar otro desafío en mi camino por progresar como docente. En este curso reflexionaré sobre evaluación, específicamente sobre cómo evaluar en una propuesta enriquecida con TIC.

Quienes ejercemos la docencia pero no hemos estudiado formalmente para ser docentes trabajamos, generalmente, tanto a partir del proceso de prueba y error como en base a nuestras experiencias como estudiantes, a lo que nos servía, a lo que no queremos repetir. Esto es especialmente cierto para el caso de la evaluación, con su necesidad de objetividad y justicia, con su carga de ansiedad, euforia y frustración y con la idea, omnipresente en los centros educativos, respecto a que se deben adoptar nuevos criterios y a que mucho ha cambiado en el main stream al respecto.

Es por eso que encuentro imprescindible formarme y, en base a la teoría, a las corrientes y a lo que dicen quienes saben mucho sobre este tema, poder tomar mis propias decisiones respecto a cómo evaluar, qué herramientas utilizar, cómo incorporar y aprovechar las TIC en el proceso.

De esta forma no hay otra manera de comenzar que evaluando la propia evaluación... valga la redundancia. ¿Dónde estoy? ¿A qué enfoque respondo? ¿Cómo es verdaderamente la evaluación que realizo con mis estudiantes? ¿En qué enfoque me encuentro posicionada respecto al uso de las TIC en evaluación?

La respuesta no me resulta obvia, ni sencilla. Al leer y releer la teoría me surge solo una imagen: patchwork. Entiendo que de acuerdo al curso, a la temática, a la cantidad de alumnos y de docentes de la asignatura o al momento del proceso educativo adhiero a distintas corrientes.

Debo decir que en ciertos casos o momentos el enfoque conductista está plenamente presente. Mentiría si expusiera lo contrario. Quienes debemos participar de una mesa final oral como miembros de un tribunal examinador encontramos muy difícil escaparnos de medir resultados; calificar en base a cierta reproducción de conocimientos, teorías, conceptos a partir de la que buscamos comprobar aprendizajes conceptuales y en donde el agente evaluador es, por excelencia, el profesor.

Tal instancia puede ser más o menos amena; descalificar brutalmente o tratar de buscar el aprendizaje a partir del error, pero en realidad no deja de ser parte de una mirada conductista.

La cosa cambia durante el cursado, especialmente cuando desarrollo cursos especiales por evaluación continua para alumnos demorados en su egreso. Aquí, si bien no reina en solitario, el enfoque constructivista se hace presente con fuerza.

Con pocos estudiantes, que ya tienen experiencia de trabajo en el campo de estudio y que tienen una motivación arrasadora logro, o al menos intento, integrar la evaluación como una verdadera instancia de aprendizaje.

Propongo actividades para que apliquen tanto los conocimientos teóricos de la asignatura como los que ellos poseen por su propia experiencia en la comunicación social, de la que aprendo un montón; ellos son artífices de su propio camino, buscan información, la aplican, analizan, crean; definimos y re-definimos en conjunto las pautas de evaluación, lo que sirve, lo que no aporta...

Los resultados son, en la mayoría de los casos, asombrosos y me llevan a intentar, cada año con más decisión, introducir esos criterios en el cursado regular. Pero no voy a mentir: se me hace difícil. Es arduo por la enorme cantidad de alumnos y la total carencia de docentes para poder trabajar de verdad con ellos; por lo agotador que me resulta revisar demasiadas actividades, sobre todo si implican mucha elaboración por parte de los estudiantes...

No obstante he avanzado en el establecimiento de criterios claros de evaluación que se relacionen directamente con lo trabajado, en incorporar comentarios de retroalimentación en las correcciones y en utilizar las TIC en la enseñanza y la evaluación. Al escribirlo me doy cuenta... ¡he avanzado un poco!

Respecto a las TIC también debo hacer una confesión vergonzosa: salvo en el caso de los alumnos demorados... tiendo a usarla por su eficiencientización del trabajo a través de guías de lectura, cuestionarios, evaluaciones estructuradas... me cuesta mucho cuando los grupos son numerosos darle un uso diferente. Como digo lo malo, agrego lo positivo: con el grupo de veinte alumnos demorados hacemos blogs, videos, trabajo colaborativo, metacognición... una de cal y otra de arena.

¡Uff! Este post es extenso y todavía me falta comentar respecto al trabajo grupal y a la encuesta.

De la encuesta puedo decir varias cosas, pero me interesa destacar principalmente una: en este tipo de cuestionarios la gente, generalmente, contesta rápido e intenta decir lo que cree que es lo correcto. 

Así la enorme mayoría de los preguntados por el grupo al que pertenezco, las Tikas, no evalúa contenidos de manera exclusiva; se suma a todo lo vinculado a procesos y competencias; escapa de todo lo que le suene conductista; no le interesa calificar y usa colaborativa y constructivamente las TIC para evaluar...

Como se desprende de lo que he reflexionado anteriormente, quizás lo que nos faltó preguntar para saber si las respuestas pueden tomarse como valederas, o si varios de los encuestados pertenecen a la generalidad de quienes te dicen lo que creen es oportuno, es la cantidad de estudiantes con los que trabaja cada docente, ya que en mi caso a más estudiantes más conductismo y a menos estudiantes por docente más constructivismo.

No se si soy muy autoexigente o exageradamente realista... pero parece que soy parte de los pocos que tratan de salir del conductismo y que, por qué no aceptarlo, les resulta difícil, a veces cuestionan aspectos de los nuevos enfoques, no siempre están de acuerdo con todo lo nuevo y, en ciertos casos, se resisten a las TIC y tratan de capacitarse para, críticamente, encontrar en ellas lo que les sirve.

Cambiando el tercio, y buscando finalizar un post que gana medalla de oro por extenso, me refiero al trabajo grupal colaborativo que estamos experimentando. En este tema debo decir que a mí me gusta trabajar con otros, compartir, aprender en conjunto y que estoy disfrutando de una experiencia en la que considero hemos trabajado bien, aunque todavía debemos acostumbrarnos las unas a las otras, terminar de consensuar criterios y profundizar en la aceptación de las ideas y los tiempos de las demás. En definitiva, me encuentro a gusto, hemos cumplido con los objetivos y mis compañeras me han acompañado y apoyado.

Aquí nuestro trabajo colaborativo.

¡Nos seguimos leyendo!

1 comentario:

  1. Muy bien tu reflexión Sole, pronto recibirás mi devolución en la plataforma. ¡Felicitaciones!
    Saludos
    Elisabeth

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