lunes, 2 de septiembre de 2019


Examen final.


Llegado el final de este recorrido provechoso, a veces desesperado y siempre intenso, toca hacer balance y tomarnos examen.

Respecto a si he aprendido debo decir que sí. He incorporado nuevos conocimientos y herramientas digitales en ciertos casos muy útiles y en otros no tan aplicables a mi realidad docente. No obstante, lo importante es poder discernir y tomar aquello que no solo se adapta a las circunstancias propias del hecho educativo, sino también a mis características como profesora.

Si me autoevalúo debo decir que he trabajado a conciencia, que me he esforzado en cada paso, que he vencido, al menos en la superficie, mi larga resistencia a las redes sociales uniéndome a Facebook y que he respirado hondo cada vez que una nueva aplicación me pedía que aceptara sus condiciones.... sabiendo que seguramente lo que autorizaba era acceso a mis datos y a mi privacidad. Eso sí, Twitter ha sido mucho pedir... eso no lo he logrado, no he podido suscribirme.

He puesto alma y corazón en cada actividad, he analizado hasta el cansancio mi práctica docente de no profesora, sino de quien trabaja como tal desde su profesión y he descubierto que, si bien había mucho que no sabía, instintivamente venía haciendo las cosas más o menos bien.

Como para prueba basta un botón, aquí les dejo un examen que creo se acerca a la evaluación auténtica, o por lo menos se acerca más que las pruebas que diseñaba antes...



En conclusión, he aprendido, he compartido, mis estudiantes están más motivados y yo me siento más segura como docente: todo un avance.

Pero el examen no es, en este momento, solo de mi actuación y desempeño, sino también de los cursos y de quienes los han llevado a cabo.

En este sentido, en primer lugar, debo destacar la labor de las tutoras que he tenido. Me han acompañado incansablemente, han demostrado que la labor docente es presencia, es consejo, es explicar mil veces sin fatigarse ni molestarse y han puesto en mayúsculas la palabra Profesor.

Respecto a la organización debo decir que no le pondría un diez... hay, en mi opinión, algunas cosas que ajustar y me parece oportuno explicitarlas de cara a una nueva cohorte que comienza.

En primer lugar comentar que, si bien cada participante decide en qué tiempos va a trabajar, las actividades no deberían tener fecha de entrega el domingo o el lunes ya que eso lleva a que se "tenga" que realizar en fin de semana y, salvo decisión propia, el fin de semana es para descansar.

También decir que en ciertas ocasiones las actividades se cargaban en la plataforma de manera desorganizada o muy cerca de la fecha de entrega, lo que dificultaba la planificación de quien debía realizarlas.

Por ultimo comentar que en algún curso la gran cantidad de actividades y de herramientas Tic a utilizar me dificultó la comprensión de los temas propios de esa instancia, ya que mi actividad se centró mucho más en cumplir con las tareas y en aprender a utilizar las herramienta que en apropiarme de los contenidos de ese curso, no pudiendo sintetizarlos de la manera que me hubiera gustado.

Más allá de lo dicho, que se vincula con la autoevaluación y coevaluación propias de esta última etapa, debo decir que estoy muy contenta que desde la Universidad se capacite a su plantel docente, se avance en materia pedagógica y se haga todo a partir de una gran calidad humana.


Aquí un recuerdo nostálgico para los que son de mi generación

¡Hasta la próxima!


1 comentario:

  1. Gracias Soledad por compartir ésta, tu última entrada al blog. Muy completa tu reflexión.
    Ha sido un gusto acompañarte.
    Cariños
    Elisabeth

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