sábado, 24 de noviembre de 2018


Jugando educo, jugando me educo.






¡La aventura llegó a su cénit! Estas semanas jugueteando con herramientas tecnológicas tocan fin de la mejor manera: jugando en grande.

Ejerzo la docencia de manera intuitiva. Si bien trato de formarme y de aprender en instancias como esta, la verdad es que soy una profesional que trabaja como docente. Es quizás por eso que descubrir nuevas herramientas, tomar conciencia que puedo aplicar tendencias metodológicas que vinculan TICs con teorías del aprendizaje como las de Piaget, Vygotsky o Ausubel, me maravilla y me alienta.

De alguna forma, modestamente, me voy dando cuenta que lo que he venido haciendo va por la senda correcta. Ahora soy consciente que incentivar a los alumnos a usar el celular en una clase se vincula con el M-Learning y con la idea de Bring your own device y que pedirles que lleven un registro propio de sus aprendizajes o que elaboren una bitácora de la asignatura implica al Entorno Personal de Aprendizaje.

Personalmente he descubierto la ubicuidad de los aprendizajes hace ya varios años y he aprovechado enormemente esa posibilidad para formarme en mis propios tiempos y espacios, ya que no me resulta fácil asistir a cursos presenciales que, por otra parte, se me han comenzado a tornar un tanto… pesados.

La gamificación de los aprendizajes es algo que personalmente me ha abierto un panorama nuevo. Jugar es algo que a todos nos gusta y he incorporado juegos varias veces en mis clases, pero siempre a la vieja usanza: con papel y lápiz, con fichas y hasta con fideos tallarín y cinta adhesiva.
Torre de fideos realizada por mis alumnos para descubrir aspectos positivos del trabajo en equipo.


Conocer páginas que me ayuden a diseñar juegos on line me ha encantado. Mi cabeza ha comenzado a llenarse de ideas respecto a qué juego aplicar a la unidad de democracia y cuál usar para que la teoría respecto a las políticas y regulaciones de comunicación sean más amenas y fáciles de apropiar por los alumnos.

Para mi crucigrama busqué destacar aquellas tendencias metodológicas centrales, tratando que las pistas se centraran en su concepto y aspectos principales, de manera de favorecer la identificación de cada una de ellas. También me animé con la grabación de audios para las referencias… paso a paso avanzo y me animo a más.


Asimismo me ha parecido muy interesante fisgonear los juegos de mis compañeros, ya que en cada uno he descubierto ideas creativas, aspectos vinculados a personalidades diferentes y maneras diversas e interesantes de abordar un mismo tema.

No me ha resultado difícil resolver algunos de ellos, mientras que otros se me han resistido. Seguramente este segundo caso tiene que ver con diferentes miradas respecto de lo que destacar o a dónde enfocar la atención, cosa que no habla más que de la diversidad de formación y puntos de vista que ha enriquecido desde el principio a este curso.

En definitiva: el módulo 3 ha sido mi favorito, me ha brindado metodologías y herramientas concretas para trabajar y me ha divertido en grande.

Nos vemos en el cilindro de la UNCuyo para el cierre y la despedida y... para los de mi generación, va una canción alegórica de este momento.
Saludos!





lunes, 19 de noviembre de 2018


Tic - Tac. Competencias digitales, el aula y yo.


Al leer respecto a las competencias digitales docentes comencé a reflexionar acerca de la formación que recibimos y que brindamos. La que se daba cuando yo era alumna y la que busco para mis estudiantes. Mis prejuicios y mis verdaderas capacidades y falencias. Como aprenderlas y como aplicarlas con un sentido pedagógico y didáctico.

Respecto al pasado recuerdo que el paso de escribir a máquina a usar un procesador de textos fue un gran avance para quienes nos estábamos formando, pero un gran bache para los docentes, que nos seguían pasando sus escritos en la vieja Olivetti.

Creo que lo mismo sucede hoy con las TIC. Los jóvenes las utilizan de manera natural y orgánica, mientras que los profes debemos estudiarlas, aprender a usarlas, investigarlas, tratar de parecer cancheros cuando las aplicamos frente a la clase y, sobre todo, utilizarlas adecuadamente, con un sentido, con una finalidad didáctica.

No obstante, el ejercicio de reflexión realizado me ha demostrado que, más allá de ciertas ideas prejuiciosas que podía tener, mis competencias no son tan bajas como pensaba. Con asombro he descubierto que mis falencias principales se centran en los aspectos vinculados a la programación y al uso frecuente de redes sociales, a las que no soy muy afecta por cuestiones vinculadas con mi idea de privacidad y de uso del tiempo, más que por su utilidad formativa.


De esta forma gratamente he descubierto que he ido incorporando a mi actividad como profe diferentes herramientas vinculadas con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, sin darme demasiada cuenta que lo estaba haciendo y tratando siempre que tengan un sentido.


Más allá de Prezi y Power Point, he utilizado diversas formas de mensajería on line; aulas virtuales varias; herramientas para la generación de videos, caricaturas y mapas mentales; herramientas para corregir y controlar cambios en documentos y herramientas para trabajar colaborativamente y compartir información.

También he descubierto que mis competencias vinculadas a la búsqueda, filtrado, evaluación crítica y almacenamiento de información no están mal y que en lo relativo a la creación de contenidos digitales apruebo.

Dada mi formación y las materias en las que desempeño mi función docente tengo conocimientos en lo relacionado a derechos de autor, patentes y copyright aunque, como dice el dicho “en casa de herrero, cuchillo de palo”, no he tenido la precaución de proteger mi propia producción.

Respecto a las TAC, es decir, a las tecnologías para el aprendizaje y el conocimiento, creo que resultan fundamentales para dar coherencia y senido al uso de las TIC. De nada sirve dominar las tecnologías si no se pueden usar de manera didáctica.

En definitiva, esta actividad reflexiva me ha ayudado a no ser tan dura conmigo misma respecto a mis capacidades y competencias y a darme cuenta de cuáles son mis verdaderas falencias. ¡A trabajar para solucionarlas, entonces!

sábado, 10 de noviembre de 2018


La tecnología y yo… yo y la tecnología.



Reflexionar acerca de mi relación con la tecnología en los últimos años es un desafío.

Digo esto no porque vaya a ponerme a describir los cambios técnicos operados (cosa que no podría ni intentar), sino porque me encuentro, como todos quienes vivimos en este tiempo, inserta en el propio proceso de cambio.

Cuando uno se encuentra “en” la transformación no puede apreciar la magnitud de lo modificado, porque todo resulta natural… todo está ahí, al alcance de la mano.

Pero basta “parar la pelota” un ratito para notar que vivimos un tiempo brutal, de sacudones y remezones constantes, en el que lo que hace una veintena de años existía como novedad hoy es no solo obsoleto, sino pieza de museo.

Quién no ha visto en alguna exposición de arte contemporáneo una instalación que incluya una Commodore 64, un teléfono fijo de los que tienen el disco para marcar el número al que se quiere llamar o un celular “con tapita”.

Si bien nunca he sido muy “tecnológica”, he cargado en mi cartera un pesado “ladrillo” Movicom para hablar por teléfono sin necesidad de encontrar uno público, ha pasado de la conexión a Internet a través del cable telefónico al WI FI y me he sumergido, en la parte pandita nomás, de alguna red social.

Cuento como anécdota que allá por el año 1997, con un grupo de estudiantes seleccionados para representar a la UNCuyo en Naciones Unidas, fuimos autorizados excepcionalmente a ocupar “la” computadora con conexión a Internet que había en el viejo edificio del Rectorado, donde hoy funciona Educación a Distancia, para buscar información para el evento.

Entrábamos luego que se hubiera retirado el personal administrativo, escoltados por un guardia de seguridad que nos ponía las claves necesarias (a las que nunca accedimos) y disponíamos de dos horas, dos veces por semana… con la velocidad de la conexión de esa época poco podíamos hacer, pero era una experiencia de otro mundo… nos sentíamos en una futurista película de Hollywood.

Hoy con mis alumnos googleamos información en clase, en los teléfonos celulares. Nos reímos mientras miramos los retratos de los pensadores de otros siglos proyectados en la pantalla/pizarrón por medio de un Prezi. Nos desafiamos a encontrar rápidamente un artículo en un buscador académico. Leemos ensayos de los miembros de la clase y los comentamos en un foro a través del aula virtual…. Todo nos parece natural.


No obstante todos esos cambios y evoluciones, el rol docente permanece allí. Seguramente diferente al que yo experimenté cuando me sentaba en los pupitres, pero igual de necesario.

No importa cuanta información haya almacenada en la red, siempre va a ser preciso que alguien nos dé una mano para saber dónde y cómo buscarla, aunque sea solo una vez. Siempre va a resultar necesario alguien que nos haga dudar de lo que sabemos, para ir más allá y ampliar aquello que nos apasiona. Siempre vamos a necesitar que alguien nos guíe al investigar y nos enseñe a no cometer plagio involuntariamente.

Vivimos en un momento de cambio tan brutal en los modos de producir, de conocer, de relacionarnos que quizás no lleguemos a apreciar la magnitud del mismo y solo esté claro en el paper de algún arqueólogo dentro de varios años… o siglos.

Pero justamente por eso los docentes e investigadores tenemos la necesidad social de tratar de vislumbrar vestigios de esas modificaciones y de preparar, preparándonos en lo que podamos, a las nuevas generaciones para abrazarlas en toda su dimensión.

Quienes como docentes hemos pasado de escribir transparencias con microfibras para usarlas en el retroproyector, a hacer Power Points, diseñar Prezis y utilizar aulas virtuales sabemos que podemos contar con las TIC para nuestra labor. Pero también tenemos que reflexionar y actuar en pos de un cambio de mirada.

Esto no se debe a las TIC en sí mismas, sino a que tenemos que ser conscientes de la necesidad de educar para nuevas formas de producir, de conocer y de relacionar. Es, entonces, en la crítica, en la autonomía, en la capacidad de selección y de discernimiento en donde está lo que podemos aportar, apoyados por las nuevas tecnologías… por lo menos quienes nos dedicamos a las ciencias sociales.

Comparar la notebook que uso ahora con la máquina de escritorio en la que escribí mi Tesina de grado; la cámara de fotos analógica que llevé en mi primer viaje de estudios con la cámara que tengo en mi celular o el retroproyector con un Prezi es comparar tecnologías separadas por una veintena de años, quizás algún lustro más, pero que en realidad están a años luz de distancia en sus aplicaciones y potencialidades. Lo mismo ocurre con la docencia y para ese cambio busco formarme y mejorar mis competencias.

Me presento


Hola!

Soy Soledad Zumer, politóloga y profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales desde hace 15 años.
Allí me desempeño en las carreras de Comunicación Social y de Ciencia Política y Administración Pública y, además, desarrollo actividades destinadas a ayudar a completar las carreras de aquellos estudiantes que, por mil razones, se han demorado en su egreso.
Me encanta la labor docente. La hago de corazón y poniendo lo mejor de mí. Trato constantemente de actualizarme, de ser creativa y de pensar nuevas formas didácticas para que los estudiantes desarrollen su capacidad de conocer y para ayudarlos a ser autónomos, a construir su propio camino y a hacer propio su tránsito universitario.
Es por eso que busco nuevas herramientas, otras visiones y experiencias que me pongan a mí en el rol de estudiante para poder reflexionar sobre los procesos de enseñanza – aprendizaje en épocas de grandes cambios, en este turbulento y apasionante presente que nos toca vivir.
Debo confesar que este curso supone para mí un gran desafío ya que, si bien estoy familiarizada con las TIC y las utilizo cotidianamente en mi actividad docente, soy bastante reacia a las redes sociales (me uní a Facebook porque era un requisito para esta propuesta…) y entre ese gran cambio y el crear y escribir un blog estoy viviendo un big bang personal que me desafía a salir de mi zona de confort (y prejuicios) y que, seguramente, va a enriquecer mi actividad docente.
Es por eso que creé este momenTICto para reflexionar, serenamente, sobre mi labor, las nuevas herramientas ejercitadas y los aportes y apoyos que seguramente brindaremos en conjunto.

Lo de la serenidad de la reflexión parece que me ha rejuvenecido bastante, circunstancia que se refleja, sobre todo, en mi avatar 😉

Para que me conozcan mejor les dejo un video bastante movilizante que refleja, en varios sentidos, como trabajo. En ciencias sociales nos gusta cuestionar, desarmar certezas, criticar...